Inicialmente esta silla Isabelina era de color caoba, dado que nuestro cliente la quería en el tono natural de la madera (haya) y ante la imposibilidad de eliminar el tinte de determinadas zonas de la pieza, en común acuerdo con él, decidimos darle un aire nuevo realizando una pintura decorativa. Evidentemente se hizo una restauración completa previa a la reconversión.
Este fue el resultado una vez realizada la pintura decorativa, por supuesto, como siempre utilizando productos totalmente reversibles, ya que si en cualquier momento nos cansamos, podemos recuperar su estado original.
Para matizar un poco el tono gris de la pieza, aplicamos una pátina wengué y tapizamos.
Esta vez y dado que la pieza es encargo de un chico joven, sustituimos la pasamanería por un vivo de la misma tela. Por último, para dar un toque original y diferente, adornamos el vivo con tachas de tapicería.
Este es el resultado final de este trabajo realizado por mi compañera Lucía y por mi.
Por supuesto que los bajos están igual de bien cuidados y rematados como el resto de la pieza.
La silla en su ubicación definitiva
Un gran cambio, aunque no haya podido quedar del color natural el que habéis escogido es muy bonito y junto con el tapizado y las tachuelas vistas le dan un aire mucho mas actual.
ResponderEliminarBuen trabajo Ana
Muchas gracias Clara, si que ha sido una verdadera pena que no haya podido quedar en su color natural, hubiese sido mucho más bonita, pero... hay veces que las cosas no pueden ser y en todo caso, al final el cliente es quien manda.
EliminarBts