Este silloncito fue rescatado de una obra, os cuento: hace un par de años cerraron una boutique que había cerca de casa, el local estaba en un punto muy bueno por lo que rápidamente se volvió a alquilar, las dueñas de la tienda no se llevaron todo lo que había en ella, así es que cuando comenzaron las obras, los escombros comenzaron a caer sobre todo lo que allí quedó, entre otras cosas... este sillón.
Un día al pasar lo vi, estaba entre un mar de escombros, todo polvoriento. Me pareció monísimo, así que entré y pregunté a los albañiles que me dijeron que lo tirarían junto con los escombros, así es que pregunté si les importaba que me lo llevase y me dijeron que no. Sin pensarlo dos veces cargué con él y me lo llevé a casa primero y después al taller, allí ha estado durante casi dos años esperando que le llegase su turno y... este por fin ha llegado.