RESTAURACIÓN / CONSERVACIÓN DE UNA MESA EBONIZADA CON TARACEA

Después de algún tiempo sin publicar nada, demasiado trabajo y otras circunstancias personales que no vienen al caso, voy a retomar de nuevo las publicaciones para enseñaros los trabajos que tanto me apasiona hacer

Comenzaremos con una mesa Isabelina ebonizada y con incrustaciones de latón, marfil, nácar...

En el caso de la pieza que nos ocupa, podemos apreciar un claro ejemplo de mala praxis en cuanto a la limpieza se refiere.

Los muebles con acabados naturales precisan de un cuidado especial a la hora de limpiarlos, no podemos usar cualquier producto, así por ejemplo, un mueble con un acabado de gomalaca, nunca podremos limpiarlo con productos que lleven algún tipo de alcohol en su composición. Desgraciadamente no siempre somos nosotros los que nos dedicamos al cuidado y limpieza de los mismos y por eso nos encontramos cosas como las que vamos a ver.

Pero veamos las imágenes y lo comprenderemos mejor

La mesa presentaba unos pasmados en el sobre y en las patas bastante importantes. En un primer examen organoléptico pudimos apreciar que dichos pasmados eran la consecuencia de repetidas limpiezas con algún producto que en su composición llevaba alcohol, claramente se ven las marcas de las pulverizaciones e incluso las de la base de la botella.

Pero no es lo único que apreciamos en ese examen. La pieza ha sido intervenida con anterioridad, lo comprobamos porque el ebonizado que presenta el sobre no es el original, sino que es producto de un rebarnizado con un barniz color con base de alcohol, concretamente una gomalaca coloreada. También comprobamos que el ebonizado de las patas se ha realizado con una pintura negra satinada, presentando numerosos goterones y rebabas, así como zonas poco cubiertas.

También apreciamos orificios de carcoma que han sido taponados con masilla, así como algunos de reciente afectación.

El bronce que remata todo el borde de la mesa presenta oxidación 

Y en el faldón comprobamos que falta unos de los filamentos de metal

Lo primero que hacemos es retirar el barniz hasta llegar a los pasmados, para a partir de ahí volver a barnizar. Al ir retirando esas capas de gomalaca teñida comprobamos que se hizo de esta manera con el fin de ocultar muchas picaditas y manchas del sobre, así como alguna desafortunada reintegración. 

 

Al retirar ese barniz color se aprecia mucho mejor la taracea, así como los filamentos de bronce.

También limpiamos el bronce y barnizamos con barniz de metal.

Hacemos tratamiento preventivo y curativo para la carcoma. Posteriormente comenzamos con la restauración.

Lo primero que hacemos es eliminar algunas de las rebabas de la pintura, después taponamos los orificios de carcoma, estos se encuentran principalmente en las patas y en la chambrana. Los tapamos con masilla previamente teñida de negro.

Después comenzamos con las reintegraciones cromáticas del sobre, faldón, chambrana, patas....

Las más delicadas y numerosas son las del sobre y como ya he comentado anteriormente, han quedado al descubierto al retirar las primeras pasadas de gomalaca teñida, algo necesario para eliminar los pasmados.

Una vez realizadas las reintegraciones, reconstruimos el filamento de latón que falta, esto lo hacemos masillando la zona, impermeabilizándola y reintegrándolo cromáticamente como si de metal se tratara.

Barnizamos a muñequilla y por último enceramos.

Aunque parezca mentira, se llevaron la mesa antes de que le pudiésemos hacer las fotos finales.